La parcela número 64 de la urbanización El Alcaide II, en el término municipal de Casabermeja, tiene una superficie de 610,74 m2. De forma prácticamente cuadrada, tres de sus lados forman ángulos de 90º entre sí, menos el cuarto que no los mantiene. La parcela presenta un giro hacia el este de 22º respecto al eje norte-sur, limitando el lindero norte con el vial de acceso; la topografía presenta una pendiente continua desde la esquina sureste [el punto más alto de la parcela] hasta la esquina noroeste [el punto más bajo], siendo dicha diagonal la línea de máxima pendiente del solar.
La vivienda se distribuye en dos crujías ortogonales formando una «L»; una de ellas se dispone paralela al lindero norte y la otra paralela al oeste, y por tanto perpendicular a la anterior. La primera crujía tiene una planta y la segunda dos, y ambas presentan una cubierta sencilla a dos aguas de teja curva; en la intersección de ambas crujías se produce una doble altura.
La vivienda se implanta en el solar dejando libre la mayor superficie de parcela destinada a jardín en la esquina sureste, de tal forma que la vivienda goza de la mejor orientación, disponiendo de las visuales más amplias posibles, la diagonal, y del mejor soleamiento, abriéndose hacia el sureste.
En planta baja se desarrolla un programa integrado por el vestíbulo de acceso, la cocina, una despensa, un aseo bajo la escalera de acceso a planta alta, un estar comedor, y dos dormitorios a los que se accede desde un distribuidor.
En planta alta se ubican un dormitorio principal, un baño completo y un pequeño lugar de trabajo asomándose a la doble altura del estar.
Hubo una época en el que el medio urbano y el rural estaban perfectamente diferenciados gracias a las características endémicas que los definían; los núcleos de población eran fácilmente identificables sobre el «tapiz verde» que los rodeaba. Eran tiempos donde las ciudades y los pueblos tenían valores propios, con sus ventajas e inconvenientes, que hacían la identificación de unos sobre otras muy sencilla.
Así, uno podía vivir en la ciudad, en un pueblo o en el campo; la casa, en cada entorno, respondía a una tipología inherente al lugar en el que se levantaba. La vivienda urbana, normalmente entre medianeras, se recogía en torno al patio, un espacio de diferentes características según la vivienda estuviese localizada en una ciudad o en un pueblo. Y la vivienda rural, normalmente aislada, alejada del resto del mundo y perdida en el interior de grandes parcelas rústicas, se ubicaba buscando la mejor orientación.
Hoy en día el ser humano busca tranquilidad y sosiego en el medio rural, huyendo cuando puede de la ciudad moderna y de todo lo que ella implica. Sin embargo, en esa vuelta a los orígenes, no suele optarse por vivir en los pueblos, que por desgracia se han convertido, en la gran mayoría de los casos, en unas aberraciones sin carácter; son numerosos los ejemplos de pueblos que han perdido su personalidad intentando en vano parecerse a las ciudades, quedándose a medio camino, y perdiendo lo que los hacía únicos sin llegar a conseguir la quimera que perseguían.
Gracias a Dios, y a sus habitantes, Casabermeja no es uno de esos pueblos; todavía conserva en su centro histórico casas tipológicamente consecuentes con los valores que aún mantiene. Casas donde se respira a pueblo y no a ciudad; por el espesor de sus muros, por los materiales utilizados y, sobre todo, por la concepción del patio, que todavía se considera un huerto, un trozo de campo al alcance de la mano, y donde todavía pueden percibirse a las bestias, aunque ya no habiten en él. Son casas que permiten vivir en un núcleo urbano [un pueblo lo es], pero con grandes diferencias respecto a hacerlo en una ciudad. Casas que permiten cruzar el umbral de una puerta y sentarse a leer bajo un laurel o un limonero en flor, mientras el sol resbala sobre las tapias del patio.
En nuestro caso, sin embargo, la casa se levanta en una urbanización a las afueras de Casabermeja; un extraño emplazamiento que introduce una parcelación de suburbio residencial urbano en medio del campo. Si imaginamos la urbanización dentro de unos años, cuando cada propietario haya construido su vivienda dentro de cada parcela, nos encontraremos con un núcleo urbano en el que será imposible buscar cualquier referencia a lo rural.
No obstante, la idea que originó el proyecto fue construir una vivienda rural en el año 2003, intentando aprehender las características, que las hacen identificables como tales, de las construidas en ese medio por nuestros ancestros.
Por ello, la casa intenta ante todo ser sincera y sencilla; la mayor preocupación era que tanto las proporciones como el volumen resultante fueran acordes con las de los ejemplos tomados como referencia: las casas austeras que todavía hoy podemos ver en el campo con más de un siglo de vida.
Sin embargo los materiales empleados son los disponibles hoy en día; muros de carga de bloque de termoarcilla y estructura metálica para la cubierta. El espacio interior de la vivienda es conceptualmente contemporáneo, actualizando el tipo en los puntos donde ha quedado obsoleto, pero enriqueciéndose de todo lo que sigue siendo vigente: los techos inclinados, la viguería vista, la chimenea como hogar de la casa…
Tanto el estar, como los dormitorios, así como la cocina, están orientados al sur y tienen vistas al jardín trasero de la parcela. Los espacios comunes son ricos espacialmente, y así encontramos en el estar dos zonas diferenciadas por la altura de la cubierta: una más recogida e íntima junto a la chimenea, frente a otra más abierta y representativa con doble altura. La escalera se oculta tras un muro y nos lleva hasta un pequeño escritorio, desde donde observar, desde una posición privilegiada, el estar, el centro de la casa.
Es una vivienda proyectada para disfrutar dentro y fuera de ella; la pérgola, que protege del sur en verano pero permite el soleamiento de la casa en invierno, delimita un espacio exterior de la casa que se convierte en la ampliación natural del estar cuando el tiempo lo permita.
En resumen, una casa autoconstruida que, pese al bajo presupuesto económico, es muy rica espacialmente, lo que nos demuestra una vez más, que es posible vivir feliz y cómodamente en una vivienda hecha a medida y que está al alcance de una gran mayoría de la población.
Durante el transcurso de la ejecución de obra, la propiedad decidió anular la puerta de salida al porche trasero desde el estar y sustituir la ventana que aparecía en proyecto en ese mismo paño por una nueva puerta, sustituyendo a la anterior; tampoco se ejecutó la pérgola de estructura metálica proyectada para proporcionar sombra al porche trasero de la vivienda. El hueco original en la planta alta de la fachada principal se sustituyó por un balcón, por lo que se añadió una pasarela galería en la doble altura del estar para hacerlo accesible.
Casa BJL. Vivienda unifamiliar aislada autoconstruida en urbanización El Alcaide II
Localización: parcela 64, urbanización El Alcaide II | Casabermeja [Málaga]
Proyecto: 2003 [Proyecto básico y de ejecución]
Ejecución: 2005
Superficie de la intervención: 147,64 m²
Arquitecto: Rafael Pozo García-Baquero
Constructora: autoconstrucción
Fotografías: Rafael Pozo García-Baquero
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