1. Antecedentes
El Programa Regional de Espacios Públicos [PREP] desarrollado a través de la Consejería de Fomento y Vivienda, tiene como objetivo central el de contribuir a la mejora de la calidad ambiental de las ciudades andaluzas y de su estructura urbana, a través de intervenciones en espacios libres de uso público que incrementen la oferta o mejoren la dotación de dichos espacios.
La Ciudad Amable es una iniciativa de la Consejería de Fomento y Vivienda, a través de la Dirección General de Rehabilitación y Arquitectura -en colaboración con la de Movilidad y la de Infraestructuras- cuyo objetivo es abrir un nuevo camino en las políticas de intervención en el espacio público por parte de las administraciones.
La Ciudad Amable tiene como fin la sensibilización, formación y difusión sobre los valores y técnicas de intervención en el espacio público como lugar de la colectividad, la movilidad sostenible en la ciudad contemporánea y, en general, sobre la mejora de la calidad del espacio urbano y su activación social, cultural y económica. El programa pretende propiciar una ordenación social y medioambientalmente más racional del espacio público, otorgando mayor protagonismo, seguridad y comodidad al peatón y al ciclista.
Se recibe por parte del promotor el encargo de la redacción de un proyecto de reordenación de la plaza del Llano de la Fuente y su entorno en Casares, incluido en la modalidad Espacios habitables, definida como «Proyectos arquitectónicos de activación y mejora de la calidad ambiental y paisajística de un espacio público o secuencia urbana concreta, según las premisas de La Ciudad Amable».
2. Situación y descripción actual
Casares está situada en el extremo suroccidental de la provincia de Málaga, en la comarca conocida como Costa del Sol Occidental. Se extiende sobre los últimos pliegues meridionales de la Serranía de Ronda, lo que resulta una prolongación de ésta, y al borde oriental del Campo de Gibraltar.
La villa de Casares fue declarada conjunto histórico-artístico mediante el Real Decreto 546/1978, de 17 de febrero, publicado en el Boletín Oficial del Estado nº 72, de 25 de marzo de 1978, «con la delimitación que figura en el plano unido al expediente», como recoge el artículo primero del mencionado Decreto.
La Disposición Adicional Primera de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español [LPHE], establece que «los bienes que con anterioridad hayan sido declarados histórico-artísticos o incluidos en el Inventario del Patrimonio Artístico y Arqueológico de España pasan a tener la consideración y a denominarse Bienes de Interés Cultural» [BIC].
Igualmente está inscrito como Bien de Interés Cultural en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz [LPHA] en virtud de lo establecido en la Disposición Adicional Tercera de la Ley 14/2007, de 26 de noviembre, de Patrimonio Histórico de Andalucía que dispone la inscripción en dicho Catálogo de los BIC declarados conforme a la LPHE, ubicados en Andalucía, así como los que tengan atribuida tal consideración.

Panorámica de la Plaza del Llano. Encuentro con la Plaza Marcelino Camacho y arco en la calle Fuente
Dentro del núcleo urbano de Casares la actuación se encuentra en el extremo este, en el borde oriental del Conjunto Histórico; es accesible a través de la cuesta de las Piletas, que comunica con la carretera comarcal MA-8300, y por la calle Fuente, eje que conecta el Llano con el centro del pueblo.
La construcción en el año 2007 de un edificio de aparcamientos de once plantas, rematado por la plaza Marcelino Camacho sobre su cubierta, ha habilitado un nuevo acceso, tanto para vehículos como para peatones, que permite salvar el gran desnivel existente entre La Huertezuela [nivel -8] y el Llano de la Fuente [nivel 0].
En relación al resto del núcleo, la superficie de actuación es sensiblemente regular, presentando una pendiente continua desde la desembocadura de la cuesta de las Piletas hasta el arco de acceso desde la calle Fuente, salvándose una diferencia de cota de aproximadamente dos metros. En ambos extremos es donde se localizan las mayores pendientes, ya que tanto el primer tramo de calle La Fuente como de la cuesta de las Piletas presentan sendos repechos.
La plaza del Llano de la Fuente, pese a su situación de borde, está plenamente integrada en la estructura urbana de Casares, y a lo largo de su historia ha sido utilizada para todo tipo de festejos y conmemoraciones, tanto de carácter religioso como laico.
Su proximidad al edificio que albergaba la antigua escuela la convirtió en patio de recreo escolar durante años, hasta que la construcción del nuevo Colegio de Educación Infantil y Primaria Blas Infante en el Puerto de la Cruz, hizo que este uso desapareciera.
Paulatinamente, la popularización del vehículo privado como medio de transporte en un núcleo de topografía complicada, provocó que este espacio fuera ocupado por los automóviles en busca de una zona de aparcamiento, expulsando a las personas.
En la actualidad, los únicos elementos de interés patrimonial que se conservan en esta zona del Conjunto Histórico son las estructuras que aún permanecen del antiguo convento de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, muy transformadas al levantarse sobre ellas nuevos edificios en la Autarquía.
El volumen más destacado lo constituye la actual parroquia de la Encarnación, rehabilitada para su nuevo uso por el entonces arquitecto de la diócesis de Málaga Enrique Atencia Molina [1904-1991], después de la guerra civil.
Los pocos elementos que siguen conectando este espacio público con las generaciones anteriores son, por un lado, el arco de acceso al conjunto conventual desde calle La Fuente, que pese a levantarse en la actualidad aislado y descontextualizado contribuye a la formación de la identidad colectiva de la comunidad; por otro, el gran plátano de sombra, que sobrevive a pesar de las drásticas podas que ha sufrido; y por último, la fuente que da nombre a la plaza, cuya configuración actual data del año 1931.
Las edificaciones del borde norte son contemporáneas y sin ningún interés, ubicándose en los bajos del número 109 de calle La Fuente el único bar de los alrededores.
2. Descripción general de la solución adoptada
La reordenación de la Plaza del Llano y su entorno comienza considerando todo el ámbito de actuación como «calle residencial», de acuerdo con la definición del Reglamento General de Circulación[1], que se transcribe a continuación:
Zonas de circulación especialmente acondicionadas que están destinadas en primer lugar a los peatones y en las que se aplican las normas especiales de circulación siguientes: la velocidad máxima de los vehículos está fijada en 20 kilómetros por hora y los conductores deben conceder prioridad a los peatones. Los vehículos no pueden estacionarse más que en los lugares designados por señales o por marcas.
Los peatones pueden utilizar toda la zona de circulación. Los juegos y los deportes están autorizados en ella. Los peatones no deben estorbar inútilmente a los conductores de vehículos.
De esta manera damos un primer paso en la recuperación de este espacio público para el uso y disfrute del ciudadano, limitando el papel del vehículo como mero invitado ocasional y otorgando el protagonismo al peatón.
A continuación se aborda la mejora ambiental intentando enriquecer todos los aspectos al alcance de la intervención. Se sustituye el pavimento existente, que no solo carece de valor sino que además es indigno de un Conjunto Histórico como Casares, y se colocan losas de hormigón prefabricado, la piedra industrializada de nuestra era, con distintos despieces y tonalidades en función de los diferentes ámbitos que se crean.
La nueva pavimentación asume el reto de la accesibilidad universal: accesibilidad para todas las personas, independientemente de sus capacidades. Diseño para todos, igualdad de oportunidades. Se utilizan pavimentos táctiles para señalar las zonas donde se permite la circulación de vehículos, así como la existencia de rampas o escalones, con dimensiones que cumplen la legislación vigente en la materia.
El tráfico se reconduce y limita, haciendo quiebros y reduciendo el ancho para conseguir que los vehículos no superen la velocidad máxima permitida. Se utiliza un color más oscuro que soporte mejor las manchas de los neumáticos y con el suficiente contraste cromático para que sea distinguible. Los recorridos se mantienen, pero se ajustan al máximo sus exigencias espaciales.
Esa reducción del espacio compartido con el vehículo permite obtener una mayor superficie de uso exclusivo para el peatón; se establecen dos grandes zonas, a modo de salón urbano. El primero, el principal, está contenido entre dos de los hitos del Llano: el arco de calle Fuente y el plátano centenario, junto a la iglesia de la Encarnación, posiblemente coetáneo de los frailes Capuchinos que fundaron el convento en el siglo XVIII. El segundo, de carácter más secundario, asociado al único bar de la plaza.
Se conservan los cuatro árboles existentes y se plantan tres acacias más en la zona sur, en el límite del Llano con la plaza Marcelino Camacho, especie de hoja caduca cuya presencia en el núcleo es habitual y permite disfrutar del sol en invierno y protegerse de él en verano. Se diseñan los alcorques para que cumplan la misión de franjas filtrantes y colaboren de esta manera a la recogida del agua de lluvia como sistema urbano de drenaje sostenible.
A la sombra de los árboles se disponen bancos, de madera, con respaldo y reposabrazos, para que las personas puedan sentarse a leer, charlar o simplemente contemplar lo que ocurre en la plaza cómodamente.
Aunque básicamente se mantiene la topografía actual de la plaza y su ligera pendiente este-oeste del 6%, se introducen algunas mejoras, como al pie de la cuesta de las Piletas, donde se eliminan las rampas actuales para ampliar la zona de estancia.
El proyecto arquitectónico gira en torno a tres elementos que se han introducido para conseguir resolver varios problemas detectados en la plaza en su configuración actual.

Maqueta. Planta del conjunto rampa-escalera entre las dos plazas y vista desde el este: el tobogán en primer término, al fondo los bancos
En primer lugar, para salvar el desnivel existente entre el Llano de la Fuente y la plaza Marcelino Camacho se propone una rampa-escalera que comunica las dos mediante un itinerario accesible para todos. Los siete escalones tienen una huella de 40 cm. y una tabica de 15 cm., mientras que la rampa, de sólo diez metros de longitud, tiene una pendiente del 8%.
Jugando con el carácter lúdico que para los niños tienen los escalones y las rampas se ha colocado un tobogán, como tercer medio que permite el paso de una plaza a la otra. Un tobogán con barandillas y con un toldo que lo protege del sol, para que los padres puedan estar tranquilos y los infantes no se quemen las posaderas. En el otro extremo se crea una plataforma banco, ejecutada con el mismo material que el pavimento, que cumple una doble misión: habilitar más superficie para el encuentro de las personas y suprimir la mayor cantidad de barandillas posible.
El segundo elemento de la ordenación es el alcorque-banco que se dispone en torno al enorme tronco del plátano centenario. No sólo se proporciona la posibilidad de sentarse a su sombra a los usuarios de la plaza, sino que se dignifica a este soberbio ejemplar con un pedestal acorde con su entidad, superando así de esta manera su papel actual de rotonda, constreñido por un alcorque ridículo de ladrillo, que además está reventado porque no es capaz de resistir el empuje vital del árbol.
El alcorque se conforma casi como un elemento escultórico que, junto a la función principal de destacar el plátano, ordena el tráfico integrando en uno de sus alzados un pequeño semáforo que regula el acceso al aparcamiento. Los paramentos se resuelven con un aplacado, utilizando las mismas piezas de despiece 60 x 40 cm. del pavimento.
Tanto en este alcorque como en los demás, se plantan dos especies aromáticas autóctonas, romero y espliego, como un medio más para mejorar la calidad ambiental del espacio, implicando a otros sentidos como el olfato en una percepción integral.

Maqueta. Vista en planta del alcorque-banco del plátano centenario y vista desde el norte, a la izquierda la fachada lateral de la iglesia
Por último, el tercer elemento aparece como una necesidad que se nos antoja básica: intentar hacer desaparecer el casetón que alberga el núcleo de comunicaciones verticales del edificio de aparcamientos bajo la plaza Marcelino Camacho.
Como nuestros medios son limitados, la intervención es epidérmica. Se extiende el plano del suelo del Llano hasta los cerramientos de la construcción, reduciendo su altura unos ochenta centímetros y eliminando el rincón inútil que existe en la actualidad.
Se disponen dos jardineras, una en la fachada norte y otra en la oeste, donde se siembran hiedra y bignonia, plantas trepadoras de crecimiento rápido que, gracias a unos cables anclados a los cerramientos, generarán un jardín vertical como nuevo alzado del casetón hacía la plaza.
Aprovechando la diferencia de cota existente entre el compás de acceso a la iglesia y esta zona de la plaza -más de dos metros- se canaliza el agua sobrante de la Fuente del Llano para surtir a una nueva fuente que se diseña adosada al casetón.
Inspirada por construcciones tradicionales asociadas a la cultura del agua que pueden encontrarse en diferentes municipios de la provincia, se aventura en la variación contemporánea de un arquetipo como el de la pileta, con referencias tan próximas físicamente como la propia Fuente del Llano o las desaparecidas piletas que originaron el topónimo de la cuesta.

Maqueta. Vista en planta del conjunto de piletas-jardineras en torno al casetón y vista desde el norte, a la derecha el arco de calle Fuente
Las limitaciones son aprovechadas para diseñar una fuente lo más ligera posible, ya que no podemos olvidar que nos apoyamos en el forjado de cubierta de un edificio y no en el sustrato rocoso del subsuelo del Llano y se utiliza chapa de acero galvanizado pintada en color blanco con el mismo material utilizado para pintar el casco de los barcos.
Las tres piletas se disponen a alturas diferentes lo que permite seguir aprovechando la fuerza de la gravedad: en la primera de ellas se instala el caño, la segunda discurre a la espalda de un nuevo banco y por último la tercera se levanta en la plaza Marcelino Camacho. El rumor del agua despierta otro sentido más, el oído, que también activamos para calificar el espacio en distintos planos, no solo el espacial.
La tercera pileta se muestra a la vuelta de la esquina suroeste del casetón para que los turistas que visitan Casares, que son muchos, tengan una primera referencia del espacio amable en el que se va a convertir el Llano de la Fuente cuando traspasan la puerta y se encuentran ante ellos el inhóspito panorama de la plaza Marcelino Camacho. Se trata así de contrarrestar el hecho insalvable de que los usuarios del aparcamiento salgan al exterior de espaldas al pueblo.
En la última pileta se dispone un desagüe que, aprovechando la proximidad del colector abovedado de aguas pluviales que construyeron los frailes Capuchinos en el siglo XVIII y que sigue en funcionamiento, lleva el agua sobrante de la fuente, que no ha sido tratada y que mantiene las mismas características que la que mana de la fuente del Llano unos cuarenta y cinco metros más atrás, hasta los huertos ecológicos de la Finca La Huertezuela.
Entendemos que la solución adoptada responde, no solo a las premisas del programa La Ciudad Amable, sino también a los criterios de intervención en un Conjunto Histórico, respetándose en todo momento los valores patrimoniales heredados del pasado, operando desde la contemporaneidad, bebiendo de la fuente de la tradición sin caer en falsos históricos.
[1] RD 1428/2003, de 21 de noviembre, publicado en el BOE nº 306, de 23 de diciembre de 2003.
Programa La Ciudad Amable. Reordenación de la Plaza del Llano y entorno
Localización: Plaza del Llano de la Fuente | Casares [Málaga]
Proyecto: 2014
Ejecución: Prevista para 2015
Superficie de la intervención: 1.032,43 m²
Arquitecto: Rafael Pozo García-Baquero
Promotor: Ayuntamiento de Casares + Consejería de Fomento y Vivienda, Junta de Andalucía
Arqueología: Taller de Investigaciones Arqueológicas, S.L. http://tarqueologia.com/
Topografía: Fanega, Ingeniería y Topografía. [Rafael Pérez Galán]
Constructora: –
Fotografías: Rafael Pozo García-Baquero
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